Con la elección del pasado domingo, el pueblo de México dio un paso histórico:
cerró la puerta a los privilegios y abrió una nueva etapa de justicia popular.
Durante años, el Poder Judicial fue símbolo de corrupción, impunidad y clasismo.
Un espacio donde se heredaban cargos por nepotismo, donde se vivía con sueldos millonarios mientras el pueblo sufría carencias.
Eso terminó.
Hoy, por decisión democrática:
✅ El pueblo elige directamente a quienes imparten justicia
✅ Se garantiza la paridad de género: 50 % mujeres, 50 % hombres
✅ Se acaban los abusos y el poder intocable de una élite judicial
El cambio de modelo ya está en marcha.
Y es irreversible.
La justicia ya no será negocio de unos pocos.
Será derecho del pueblo y reflejo de su dignidad.
